Thursday, December 6, 2012


Y el Marlins Park ahora es un Concert Hall

Como en béisbol la directiva del equipo ha demostrado una crasa ignorancia, pues ahora nos montan los World Music Awards y lo único que falta es que vistan a Lady Gaga de Sirenita, y no se hagan ilusiones, porque por si no se han dado cuenta, las conocidas “Mermaids”  tampoco están, parece que las mandaron a Arizona a cambio de tres bailarines y un recoge bates “to be named later”.
Fíjense ustedes como es la cosa, el Marlins Park está supuesto a ser un estadio de Béisbol, a albergar a mas o menos 37 mil personas gritando por su equipo de los Marlins, que en las reuniones de los dueños de Grandes Ligas del año pasado, venía con todos los hierros a ser un equipo de play offs.

Ya ustedes saben los resultados. El equipo fue un desastre y el primero que salió, y muy merecidamente, fue el indisciplinado Hanley Ramírez. Lo malo fue que la deblacle se llevó después a Aníbal Sánchez, Omar Infante, Mujica y un montón de peloteros más.

Cuando pensábamos que lo peor había pasado, tiraron al mar a Oswaldo Guillén, como pirata que hace caminar a su víctima por la plancha del barco. Y uno, inocentemente se creyó que ya había pasado lo peor. Que ilusos.

Entonces vino el cambio, no tan malo como el que se llevó a Miguel Cabrera de aquí para Detroit, pero casi. Josh Johnson, José Reyes, Emilio Bonifacio y Mark Buerhle. No quiero mencionar en ese grupo a John Buck, porque la verdad que ese receptor fue una tremenda decepción y no me gusta incluirlo entre jugadores que demostraron mas, pero a ese tambien lo mandaron para Toronto.

Los así llamados expertos, dicen que todo esto no es culpa de los Marlins, sino de Toronto, créanme, he oido personas que se pueden calificar de conocedores del deporte, diciendo que los Azulejos son los responsables de que los Marlins cedieran a tantos jugadores. No es que el Sr. Nefasto (Loria) y su dúo desastroso (Samson y Beinfest) hayan pensado en sacar a todo el mundo, no. Los expertos nos quieren hacer creer que fue Toronto el que los obligó a desmantelar el equipo a cambio de un montón de ilustres desconocidos y un cubano más o menos conocido, porque Nefasto no podía negarse a un ofrecimiento como ése de quitarse de encima ese montón de millones de sueldos.

¿Y qué nos van a decir ahora, cuando al único conocido del cambio, Yunel Escobar, el cubano, que siempre ha jugado la posición de short stop, lo cambiaron, sin ponerse el uniforme ni siquiera una vez, sin ni siquiera cobrar un sueldo y lo mandaron para Tampa? Ah, eso tampoco es culpa de los nefastos, sino de Escobar, que se negó a que lo cambiaran a la tercera base. ¿Ven, cómo todo es culpa de los demás y no de los supuestos dirigentes del equipo de Miami?

Que no se descuide Lady Gaga, porque si se le va un gallo, el Sr. Nefasto es capaz de cambiarla al coro de una orquesta sinfónica en California y traerse a dos muchachos de una escuela de música, con gran talento y mucho potencial, pero que nunca han cantado en un escenario.

Ahora el trío terrorífico, mejor dicho, uno de ellos, Beinfest, anda diciendo que el dinero que se están ahorrando en sueldos lo van a reinvertir, pero no dice en qué; no sabemos si lo va a usar en jugadores o en comprar obras de arte para las galerías del Loria o a lo mejor en ayudar a los empleados del estadio a tener unas mejores navidades; eso al menos sería grato.

Los directivos del equipo no lo han dicho claramente, uno tiene que buscarlo en las agencias de noticias deportivas, pero el dinero que mandaron en sueldos para otras partes y que se están ahorrando suma la hermosa cantidad de 151.4 millones de dólares y la nómina llegó al subsuelo con tan solo 38 millones, la más baja de todo el béisbol de Grandes Ligas, y eso contando el dinero que tienen que pagarle a Toronto y Arizona por una parte de los sueldos de los jugadores que mandaron para allá.  ¿Y el comisionado? Bien, gracias.

Los reportes dicen que Bud Sellig está preocupado, que está vigilando la situación. Por favor, que no me vigile tanto compadre, porque a este paso, Loria va a vender los baños del estadio y los asistentes vamos a tener que ir con una botellita de emergencia.

Ahora entendemos la razón por la cual Albert Pujols vino, vio el estadio, dijo que estaba muy bonito, dio las gracias y se fue bien lejos, no fuera a ser que se le pegara algo de la desorganización de los Marlins. Si ustedes se ponen a pensar, con el inicio de temporada que tuvo Pujols, Loria lo habría cambiado a los Tiburones de La Guaira en Venezuela y no para Dominicana. El cambio hubiera sido por una Miss Venezuela, dos Miss Universo y tres prospectos de la liga paralela.

La gente de Miami se siente engañada, perturbada y molesta. Ya comenzaron a no renovar los abonos, o como los llaman aquí, los “season tickets”, por una razón muy sencilla ¿para qué?. ¿Quién va a querer ir a ver a un equipo AA, que está garantizado a quedar de último, en un estadio de Grandes Ligas? Estadio que estamos pagando nosotros, de paso, los contribuyentes de Miami, con nuestros impuestos y que es por eso que estamos tan llenos de rabia, porque nos engañaron, así, simple y sencillamente.

Por allí ya me dijeron que si sigo hablando y criticando, me van a revocar el pase para la temporada que viene.
Que lo hagan, porque esa va a ser precisamente la razón que me va a llevar a quejarme de ellos ante la organización de Grandes Ligas, a ver si también se pueden pasar por el bolsillo la enmienda constitucional que habla claramente de la libertad de expresión.

Todavía estoy esperando que las autoridades de Miami y los comisionados llamen a una reunión pública a Loria, Samson y Beinfest, para que den la cara y nos expliquen este abuso y cómo lo van a resolver.

Mientras tanto, mis queridos amigos, prepárense a ver a Lady Gaga en el montículo, se prepara, se impulsa, viene para la goma y la cambiaron para los Mets de Nueva York.

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