Thursday, May 30, 2013

Los árbitros del martes en la noche y la necesidad de que haya basket el fin de semana

En 765 juegos de temporada regular, LeBron James  salió por faltas sólo en cuatro de ellos. En 127 partidos de postemporada, jamás había ocurrido, pero entonces llegaron los árbitros del martes en la noche.

         A algunas personas no les gusta hablar de estas cosas, porque no son hechos, sino que son inferencias y pensamientos, y aún así, ¿por qué no?

         No estoy contento con el arbitraje de la serie de Indiana Miami, me pregunto si hay alguien que lo esté. ¿Qué me llevó a pensar, y no soy el único, que la NBA, siempre consciente de los ingresos de televisión, no esperaba que los Spurs salieran de los Grizzlies tan rápido y lo único que quedaba eran los Miami Heat para salvarlos, que, lo siento por aquellos que piensan diferente, pero el Heat es muy superior a los Pacers de Indiana? Sin embargo, para compensar esa superioridad había una respuesta, los árbitros del martes en la noche.

Sí, lo sé, no puedo cuestionar su integridad y no lo haré, pero en los Estados Unidos  puedo expresarme y pensar como me venga en gana y nadie me puede decir que me calle. Estoy dejando que mis dudas se vuelquen en el papel y eso es todo lo que son, dudas.

Dudas que muchos otros tienen, por si acaso piensan que soy sólo yo, y a lo mejor, ustedes también las tienen. El arbitraje ha sido pésimo y si no fuera por eso, Miami ya estaría en la final y la NBA tendría una semana de espera sin baloncesto. Pero, de nuevo, son sólo mis dudas, ¿no es así?

Soy fanático de Miami, no voy a negarlo, pero déjenme que les haga una pregunta. ¿La última falta que le pitaron a Lebron James en el cuarto juego, fue realmente una falta? Faltaba un minuto de juego y su equipo abajo por 4 puntos. ¿No creen que el mejor jugador del mundo pueda voltear el marcador? Pero nadie pudo verlo, porque los árbitros del martes en la noche decidieron lo contrario.

Y una cosa más, antes de dejarlos con sus pensamientos. Ustedes tienen el derecho a estar en desacuerdo conmigo, pero yo, por mi parte, y con todo respeto, tengo derecho a pensar como me de la gana, y esto no es una discusión, es una opinión. Mi opinión,. Ustedes tendrán la suya y eso es lo bueno de vivir en los Estados Unidos.

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