Cuando comencé a estudiar en la Universidad en Venezuela, un grupo de alumnos se organizó para preparar una clase ficticia, que ninguno de los nuevos estudiantes sabíamos que no era real.
Se armó una tremenda discusión de tipo político que parecía que iba a convertirse en una pelea, pero justo antes de que eso ocurriera, los que habían preparado la broma, se rieron y nos dijeron que era una manera de darnos la bienvenida. Y no pasó de allí, solamente risas y un recuerdo que no se nos olvidaría.
Pero es muy diferente cuando se abusa de la gente, cuando se la golpea, se la acosa o se la maltrata.
Cuando las bromas se convierten en algo permanente, se convierten en un patrón de comportamiento abusivo.
Y resulta que nuestros Miami Dolphins, en lugar de ser noticia por sus victorias en el terreno, son noticias por este comportamiento que en las escuelas se conoce como acoso.
Y ahora, un jugador del equipo, Martin, de la línea ofensiva, abandonó el equipo y denunció a otro a través de sus representantes legales, porque este otro, también de la línea ofensiva, lo atormentaba de manera constante con su comportamiento.
Conclusión
Que la peor línea ofensiva de la NFL, que ha permitido el mayor número de sacks de la liga, que no protege para nada a su quarterback, ahora es peor; porque perdió a dos de sus jugadores y, de paso, se rompió la unidad del equipo, si es que la había.
Y dónde estaba el coach en todo esto, se pregunta uno. Me imagino que bien, gracias.
Ahora entiendo por qué nuestra ofensiva es tan desastrosa.
Desde ya les digo, Incognito es muy difícil que vuelva con los Dolphins. Lo suspendieron demasiado rápido como para generar dudas sobre lo que le imputan.
Y Martin, tampoco se ve que regrese, porque no creo que lo reciban bien en el vestuario.
El asunto es que en vez de alegrar el deporte, estos señores lo agriaron.
Cómo hago ahora para decir Arriba los Dolphins.
